Lambán deja a España sin 600 millones por politizar los Juegos de Invierno
El deporte español continúa sacudido por el egoísmo del presidente de Aragón, Javier Lambán. El mandatario socialista ha sido señalado por todas las partes –incluidos los deportistas– como el dinamitador de la candidatura olímpica para albergar los Juegos de Invierno de 2030 en los Pirineos.
Los intereses personales de Lambán, quien vio que haciendo una política anticatalana le daba votos de cara a las elecciones del próximo año, harán que millones y millones de euros se queden sin ser inyectados en la economía española en un momento de máxima preocupación. Los últimos Juegos de Invierno celebrados con público en 2018, en la ciudad koreana de Pieonchang, tuvieron un impacto económico directo en la economía del país de 35.850 millones de euros, mientras que otros 17.290 se dejaron sentir indirectamente en la región a través del legado del evento según datos facilitados por el Comité Olímpico Internacional.
Según calcularon desde el Gobierno catalán, el gasto total en la candidatura olímpica española de 2030 alcanzaría los 1.390 millones de euros generando un retorno muy superior al desembolsado. Sirviéndonos de los datos de Pieonchang, los ingresos esenciales que facilitó aquella candidatura fueron 1.280 a través de televisiones, 1.800 millones por televisión y 128 en venta de entradas. Todo ello sin contar un merchandising que alcanzó los 180 millones.
Haciendo cuentas, y teniendo en cuenta la mordida del Comité Olímpico Internacional, los Juegos Olímpicos en el Pirineo hubiesen supuesto un ingreso en el peor de los escenarios de 600 millones de euros. Y todo ello sin tener en cuenta las mejores en infraestructuras que iban a vivir las diferentes estaciones de esquí, todo el trabajo que se iba a generar de cara a la preparación de instalaciones y el legado con unas instalaciones de vanguardia para las generaciones venideras.
Pese al evidente beneficio para todas las partes implicadas, Lambán ha optado por pensar en sus intereses personales hasta provocar la ruptura con una Cataluña que ha decidido intentar seguir en solitario vislumbrando los evidentes beneficios económicos. El presidente de Aragón lo ha jugado todo a la carta del anticatalanismo. Ahora veremos si no son sus propios votantes los que le exigen cuentas por jugar con su pan. Hasta sus compañeros de partido le han criticado por esta actitud.